Elijah Wood es uno de esos actores que nunca deja de sorprendernos. Con una carrera marcada por la variedad y la elección de papeles inusuales, en Bookworm vuelve a apostar por un personaje que parece hecho a su medida. Sin embargo, aunque su interpretación es, como de costumbre, el punto más fuerte de la película, esta termina siendo un viaje agradable pero intrascendente.

La trama nos presenta a una niña que debe separarse de su madre tras un accidente que la deja en coma. Su padre, un famoso mago en decadencia, llega para hacerse cargo de ella, aunque su falta de habilidad para asumir esta responsabilidad queda en evidencia rápidamente. La película sigue a ambos en un viaje por las montañas neozelandesas, en el que lo cómico y lo patético se entremezclan.

A pesar de algunos momentos de humor que logran sacar una sonrisa, Bookworm no consigue profundizar en sus temas ni dejar una huella duradera. Elijah Wood, una vez más, es el alma de la película, elevando escenas que de otra forma pasarían desapercibidas. Sin embargo, fuera de su interpretación, el resto de la historia se siente floja y en algunos tramos incluso ridícula.

En resumen, Bookworm es una película entretenida para pasar el rato, pero no es una de esas que te harán pensar o recordar sus escenas días después. Aún así, los fans de Wood disfrutarán de su interpretación en este particular rol, donde una vez más demuestra por qué sigue siendo una figura tan versátil en el cine.

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