Margin Call
En una época económica tan complicada como la que estamos viviendo, parecía obvio que apareciese una película donde se tratase la importancia de algunas empresas en esta debacle, y Margin Call llega para intentar explicar la situación de una de estas grandes firmas en el inicio de la crisis.
Un día antes del inicio de la crisis que ha afectado al mundo entero, una empresa (supuestamente Lehman Brothers) está despidiendo al 80% de su plantilla, y entre estos despidos se encuentra el de Eric, que está llevando a cabo una investigación importante sobre la viabilidad de las inversiones de la empresa. Tras el despido, le entregará su trabajo a uno de sus subalternos para que lo finalice, y esa misma noche descubre que la empresa se encuentra en una situación financiera muy preocupante.
La película cuenta con un gran guión del debutante J.C. Chandor, que también se ocupa de la dirección, y sin duda es una de las grandes bazas de la película, pero Margin Call, sin el apoyo de los grandes actores que participan, no sería nada destacable.
Se nota que esta película ha sido tratada con mucho mimo por los que han participado en ella, sino no se explica que en un proyecto de poco más de 3.000.000 de dólares, nos encontremos con actores de la talla de Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons o Demi Moore, además de Zachary Quinto (Héroes, Star Trek) que es también productor de la película.
La realización resulta correcta, aunque quizás su aspecto visual no sea demasiado destacable, pero poco importa, porque todo el peso recae en los actores, que bordan un buen guión, creando unos personajes que nada tienen que envidiar a Gordon Gekko, sobre todo Jeremy Irons, que desde el momento que aparece en pantalla, eclipsa al resto de personajes.
No vamos a pecar de ingenuos y tomar esta película como la verdadera historia de lo que ocurrió, pero sin duda es un claro reflejo de la manera de actuar en la mayoría de grandes empresas, y su tono aséptico crea un clima desalentador que encaja a la perfección con sus protagonistas.
Una buena película que nos muestra los pocos escrúpulos que reinan en el mundo de los negocios, y sobre todo, lo bien que funcionan los grandes actores cuando creen en un proyecto.