Boy Kills World : Un Cóctel de Acción y Comedia con Altibajos
Bill Skarsgård se sumerge de lleno en el papel de «Boy», un joven cuya familia fue asesinada por Hilda Van Der Koy (Famke Janssen), la desquiciada matriarca de una dinastía corrupta en un mundo postapocalíptico. La premisa es intrigante: Boy, huérfano, sordo y sin voz, se entrena con un chamán misterioso (Yayan Ruhian) para convertirse en un instrumento de muerte. En la víspera de la purga anual de disidentes, se desata el caos mientras Boy libera su furia en una orgía de artes marciales sangrientas.
La película tiene momentos brillantes, el mundo construido es impresionante, y la dirección de Moritz Mohr nos sumerge en un frenesí visual. Las coreografías de las peleas son impecables, y la cámara sigue la acción con destreza, sin embargo, aquí es donde los altibajos entran en juego.
La comedia y la acción no siempre se mezclan armoniosamente. El guion parece indeciso, y el humor a veces resulta ridiculo. A pesar de su potencial, Boy Kills World no logra cumplir todas sus promesas, y la profundidad narrativa se sacrifica en favor de los golpes violentos. A veces, la película se siente más como un videojuego que como una obra cinematográfica.
Boy Kills World es un cóctel de emociones, que aunque no alcanza todo su potencial, la actuación inspirada de Bill Skarsgård y el mundo visualmente impactante hacen que valga la pena. Si buscas una dosis de acción y comedia, esta película podría ser tu elección. Pero ten en cuenta que no es para todos.