No Habrá Paz Para Los Malvados
Este año el gran éxito de los Goya ha sido sin duda No Habrá Paz Para Los Malvados, y después de su visionado, queda muy justificado el éxito que ha conseguido.
Santos es un policía que se encuentra en el declive de su vida, siempre borracho, con aspecto sucio y con una moralidad bastante dudosa. Una noche, después de un incidente en un prostíbulo, se ve envuelto en una trama de mayores proporciones que las que podía imaginar. Debido a este incidente, una juez empezará a investigar este caso y llevará la investigación paralela a la de Santos.
Tras los buenos resultados que obtuvieron Enrique Urbizu y José Coronado con La Caja 507, vuelven a colaborar en una película que muestra al mejor Coronado que hemos visto hasta la fecha, con un gran guión, y un ritmo que pudiendo resultar difícil para el público más comercial, consigue atrapar desde el primer momento.
Urbizu arriesga bastante con esta película, ya que no es un thriller al uso con grandes persecuciones y tiroteos, prefiere mantener un ritmo más pausado, con una historia de pocos diálogos, donde casi nos dedicamos a acompañar a los personajes en su investigación, pero que poco a poco va envolviendonos en su trama, hasta desembocar en un gran final.
La película me ha recordado en algunos momentos al clásico de Scorsese, Taxi Driver, donde vemos también a un anti héroe oscuro, en un submundo de corrupción, donde intentarán redimirse con unos discutibles métodos.
Los actores en general están correctos, sin destacar a ninguno de los coprotagonistas en especial, pero José Coronado está espléndido en este papel de policía perdedor, consiguiendo un personaje que seguro será recordado como uno de los mejores anti héroes patrios.
Aunque a veces es difícil juzgar una película que llega con tantas expectativas, No Habrá Paz Para los Malvados cumple con todo lo que se espera de ella, y ofrece una lección de cine negro que continúa subiendo la calidad de las películas españolas.